Por José Eugenio Hoyos
Si queremos
tener un encuentro profundo con Cristo Jesús debemos regresar al primer amor. Conocer
al amado: “El Espíritu Santo” esa es la promesa divina de Dios sobre un pueblo
lleno de Fe, esperanza y que se prepara en oración y en Alabanza.
Todos los
bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo entramos a
formar por herencia en la cultura de Pentecostés.
Los Católicos
somos Carismáticos al llevar en nuestros corazones el sello del Espíritu Santo.
La Renovación
Carismática como corriente de gracia que nos abraza con el ardor del fuego y
nos arrastra con su fuerza hacia el encuentro con el Salvador y Rey de Reyes es
la respuesta a las oraciones de multitudes a vivir y sentir ese Nuevo Pentecostés.
La espiritualidad
Carismática es muy rica y extensa bien implementada da origen a que haya
derramamiento en la Iglesia, los Grupos de Oración y en las comunidades de gran
variedad de Carismas, grandes conversiones y poderosas transformaciones.
Vivir y
experimentar la cultura de Pentecostés volver a nacer, a ser una creatura
nueva, renovada, feliz y consiente de que el verdadero alimento y medicina
eficaz se encuentran en las Sagradas Escrituras. Ser parte de la cultura de Pentecostés
es decir si a Jesús al comprometernos a ser misioneros y nuevos discípulos del
Maestro Divino.
Es experimentar
y proclamar que en la Iglesia Católica hay un Cristo vivo que sana, salva y
libera. La cultura de Pentecostés nos invita a la unidad trinitaria a vivir una
identidad Carismática sin miedo ni poniéndole restricciones a la acción del Espíritu
Santo.
Que vivamos
esta cultura de Pentecostés renovándonos y llevando el mensaje de salvación sin
temores a todos los necesitados y hambrientos de la Palabra de Dios. Gracias Espíritu
Santo por manifestarte cada día en nuestras vidas.
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