Wednesday, April 25, 2012

Es un monstruo…….eso no es Dios

Por Padre José Eugenio Hoyos.

Encontramos en la vida personas caprichosas, inconformes, orgullosas, soberbias que no quieren aceptar a Dios como nuestros antepasados, abuelas, padres de familia, Las Sagradas Escrituras o los catequistas nos han enseñado. Queremos fabricar e idearnos un Dios a nuestra manera o en muchas circunstancias sacarlo de nuestra vida porque su presencia nos estorba o nos impide hacer lo que queremos en nuestras vidas.
“Un hombre quería construirse un Dios. Sabía que se trataba de una empresa difícil y compleja, pero estaba decidido: construiría un Dios. Echó cálculos, saco lápiz y hoja y comenzó a escribir: en primer lugar, mi Dios tendría que ser omnipotente. Y el hombre dedicó una buena parte de su vida acumulando poder para su Dios. Junto los cuatro vientos, recogió fragmentos de rayos esparcidos por la tierra, reunió gritos y alaridos de toda clase y los guardo en un frasco de cristal.
Después supo que su Dios, para que fuese tal, debía ser inmortal. Quedo perplejo ¿Cómo lograr la inmortalidad para su Dios? Después de muchos años, después de mucho embarcarse y trajinar logró dar con la solución: Las piedras no mueren- le gritó el eco de las montañas (aunque no advirtió que su grito provenía más de su alma).
Es verdad, se repitió internamente las piedras no pueden morir, reunió una gran cantidad de piedras, rocas, mármoles, granitos y cuarzos y lo puso junto a los cuatro vientos.
Ahora necesito un nombre para mi Dios. Se dijo satisfecho. El hombre ya viejo y encorvado por tanto esfuerzo, no podía creer que buscar un nombre para su Dios fuese la cosa más difícil de todas. Se dio cuenta, desconsolado que de nada había servido concentrar toda la fuerza y todos los gritos y toda la eternidad. Su Dios no tendría nombre. Y por lo tanto nadie lo podría invocar o temer o contar con sus hazañas. Su Dios no era más que un impotente intento. Entonces gritó a las criaturas, de entre las que había sacado los materiales para su Dios: “Poned vosotros un nombre a mi Dios! Y la Creación respondió al unísono: Es un monstruo. Eso no es Dios. Un monstruo ¿Pero es que no ven la fuerza que tiene? ¿No escuchan sus gritos de poder? La creación volvió a responder: esa fuerza no es más que el viento de tu vanidad. Y las piedras no tienen vida y por eso no pueden morir. Las piedras no son más que la dureza de tu corazón.

¿Maestro qué es el amor Cristiano?

Rev. José Eugenio Hoyos

El significado del amor como regalo de Dios debe estar claro en la vida de cada creyente, pues el amor auténtico es espiritual y lo expresas desde tu interior, aunque para exteriorizarlo lo limitas con las palabras o con las obras.
El amor no está en la tarjeta o postal que envías, sino en su contenido, que a su vez anidas en tu corazón. Porque el amor de Dios está y vive en tu corazón.
En uno de los salones de un colegio había varios niños y uno de ellos preguntó: maestro… ¿qué es el amor?
El maestro sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviera a la altura de la pregunta inteligente que el niño había formulado. Como ya estaban en horas de recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran lo que más despertase en ellos el sentimiento del amor. Los jóvenes salieron apresurados y cuando volvieron el maestro les dijo: quiero que cada uno muestre lo que trajo consigo.
El primer alumno respondió: Yo traje esta flor ¿no es linda? Cuando al segundo le llegó su turno el dijo yo traje esta mariposa, vea el colorido de sus alas, la voy a colocar en mi colección.  El tercer alumno completó: yo traje este pichón de pajarito que se cayó del nido, hermano ¿no es gracioso? Y así uno a uno, fueron colocando lo que habían  recogido en el patio.
Terminada la exposición el maestro notó que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido quieta durante todo el tiempo. Se sentía avergonzada. El maestro se dirigió a ella y le preguntó: ¿y tú no has encontrado nada? Ella tímidamente le respondió: disculpe maestro vi la flor y sentí el perfume; pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que compartiera su aroma por más tiempo. Vi también la mariposa suave, colorida pero parecía tan feliz que no tuve el coraje de aprisionarla. Vi también el pichón caído entre las hojas, pero al subir al árbol noté la mirada triste de su madre y preferí devolverlo al nido. Por lo tanto, maestro traigo conmigo el perfume de la flor, la sensación de libertad de la mariposa y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito.
¿Cómo puedo mostrar lo que traje? El maestro agradeció a la alumna y le dio la nota máxima considerando que había sido la única que logro percibir que sólo podemos traer el amor en el corazón.
El amor no es tomar, arrancar, capturar, forzar, ganar o perder. El amor se lleva en el alma; es recordar, es disfrutar amando, es ser libre y dejar libres a los demás.

Wednesday, April 11, 2012

Porque es importante llevar en mi pecho una Cruz

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

 ¿Es correcto llevar una Cruz en el pecho? ¿Cree usted que los católicos usamos la Cruz como superstición? Y mi respuesta directa ha sido: “Claro que no”. Todo lo contrario llevar o portar una Cruz en el pecho es una gran bendición y una protección eficaz. El mismo San Pablo nos dice en Gálatas 6-14: “Mas lejos este de mi gloriarme, sino en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es Crucificado a mí, y yo al mundo”. De la misma manera leemos en 1 Cor, 21-25: “Mas nosotros predicamos a Cristo Crucificado, a los judíos ciertamente. Tropezadero, y a los gentiles locura”.

Nuestras familias Católicas a menudo en muchos lugares de trabajo son cuestionadas o se burlan porque los Católicos nos sentimos orgullosos de ser verdaderamente Cristianos. La Cruz no es solo signo de muerte, es el gran signo de vida. Y al no llevar la Cruz significa que todavía no hemos desenterrado a Cristo de la tumba, pues gracias  a la Cruz vino la Resurrección. De la Cruz brotó la sangre y el agua para darnos la vida eterna. San Juan nos dice en el capítulo 12:24: “De cierto, cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva muchos frutos”.
Llevamos la Cruz de Cristo porque verdaderamente somos agradecidos con Él, Él salvó al mundo por este signo. El cargar una Cruz le estoy poniendo un sello imborrable a mi vida y le demuestro a Cristo que soy un verdadero seguidor y que le he aceptado y lo seguiré por siempre. La Cruz es el gran instrumento de salvación para cada creyente. La Cruz no debe avergonzarnos al contrario debe ser nuestro gran símbolo de victoria.

La Cruz es el verdadero triunfo de la Resurrección de Cristo. Solamente después de Pentecostés, los Discípulos, iluminados por el Espíritu Santo, quedaron maravillados por la gloria de Cristo Resucitado y luego ellos proclamaron por todo el mundo el triunfo y gloria de la cruz.

Yo más bien les preguntaría a nuestros hermanos evangélicos  y de otras creencias; ¿Por qué sus hijos y ustedes mismos no se avergüenzan de usar símbolos como Nike, Adidas, Lacoste, Calvin Klein, Polo, Tommy Hilfiger, Gucci, Fendi, Prada y marcas que no salvan, mientras  que la marca de la Cruz de Cristo si salva.
En aquel tiempo Jesús dijó “si alguien quiere venir en pos de mi niéguese a si mismo, cargue con su Cruz y sígame” (Mateo 16,24). Esto quiere decir también que el verdadero discípulo no solo debe morir a si mismo, sino que la Cruz que lleva es signo de que muere al mundo y a sus vanidades.
La Cruz de Cristo, según el Apóstol Pablo, viene a ser el corazón de todo Cristiano. En estas Pascuas de Resurrección llevemos la Cruz no solo en el pecho sino dentro del Corazón.