Por José
Eugenio Hoyos
Antes de dar
comienzo a una Misa de Sanación, o Eucaristía por los enfermos. Como Sacerdote Católico
y Carismático dejo bien claro a los asistentes de que cada Eucaristía, cada
misa celebrada por un Sacerdote es de sanación, que cuando una persona asiste a
la misa diaria o dominical es una Misa de Sanación porque la Eucaristía es el
primer sacramento con poder sanador, liberador y restaurador.
Segundo que
quien sana es Jesús, no el Sacerdote ni la persona que ora por el enfermo.
El que tiene
poder aquí tiene un nombre y es Jesús. Cuando se dan los Testimonios de Sanación
no son jamás elaborados o fabricados antes de una Misa, son Testimonios espontáneos
que brotan de los feligreses en agradecimiento a Dios por el favor recibido.
Y las misas
de sanación siguen siendo multitudinarias por la cantidad de Testimonios donde
la misma gente que asiste ha conocido a las personas enfermas o desahuciadas y
por eso saben que esos Testimonios o milagros son verídicos.
Una Misa de Sanación
no puede romper en ningún momento los cánones de la liturgia debe ser una Eucaristía
normal y de doctrina sana en la que se hace énfasis en los Carismas y dones del
Espíritu Santo; con el objetivo de que cuando todo un pueblo este en oración y
en alabanza se viva un Nuevo Pentecostés.
Dios quiere
que todas las personas se salven y se sanen. Dentro de la Eucaristía el
Sacerdote acompañado de los fieles con respeto y devoción hacen oración de Sanación
por los enfermos y dejan que Cristo actué y decida en ese momento.
Para asistir
a una Misa de Sanación hay que creer que Cristo si te va a Sanar y que vas a
sentir una gran transformación en tu vida.
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