Friday, February 24, 2012

Sintamos el amor de dios en nuestra vida

Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos


Como dice una canción: el amor es la fuerza que todo lo puede lograr, hasta el cambio del infierno al cielo, del odio al perdón, del llanto al gozo, del egoísmo al compartir, de la indiferencia  a la solidaridad, del aislamiento a la comunidad, del encerramiento a la apertura, de la desesperación a la paz, de la agresividad a la mansedumbre, de la tormenta a la calma, de la penumbra a la luz. Y de esta forma uno ve diferente la vida, se nos llenan los ojos de sol, en el cielo la luna se ríe, todo tienen distinto color. Y todo es obra del amor.
Cuando amas desde lo más profundo de tu corazón sientes y adquieres una paz tan extraordinaria capaz de soportar afrentas sin devolver el insulto, como Cristo en la cruz; capaz de soportar hasta la perdida de tu vida con tal de no ser infiel al  amado. Es la actitud heroica de los santos mártires, como los siete hermanos Macabeo y su madre del Antiguo Testamento, o la jovencita Santa Maria Goretti, quien acosada por el joven Alejandro prefirió la muerte antes que permitir ser agredida en su virginidad, la cual había ofrecido previamente a Dios en un acto valiente de amor.
Parece ser que todo heroísmo lleva consigo una alta cuota de sufrimiento, y quien a tiempo descubre esta condición pesante pero necesaria, con seguridad logra escalar la montaña de los ideales espirituales que se propone, y de los ideales humanos que la constancia convierte en extraordinarios. Porque la experiencia nos da que solo vences cuando siembras afecto, cariño, bondad, amabilidad, desprendimiento, pues son estas las compañeras y vecinas más cercanas al amor. Es una gran verdad que las personas desean ser amadas. Cada individuo necesita ser amado por alguien que es importante para él. Pero el hombre actual debe entender que existe un amor que lo puede satisfacer plenamente. Es un amor que todos debemos experimentar. Es el amor de Dios y el amor de su hijo: Cristo Jesús.
El apóstol Juan nos dice: “y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros” (1 Juan 4:16). Las Sagradas Escrituras nos dicen que Dios nos ama, y la cruz es prueba de ello. El origen para experimentar el amor de Dios, es la incredulidad. Cristo quiere que cada uno de nosotros experimente su gran amor. Cuando surjan las dudas, confié en la vedad de la palabra de Dios. Pues de verdad Él le ama.
En cada instante de nuestras vidas Dios nos demuestra su amor al haber envidado a Cristo a morir por nosotros; sino que El también derrama su amor dentro de nuestros corazones a través del Espíritu Santo. Por tanto, amar es una decisión, pero una decisión que has de hacer desde lo más profundo de tu corazón. La vocación de todo ser humano es el amor hecho felicidad, siendo esta cualidad la que nos da universalidad.