Por el Rev. José E. Hoyos
Dios con su infinita bondad nos quiere a todos llenos de salud, y al estar o recibir sanación desde luego nos quiere felices y al estar alegres nos quiere carismáticos, es decir: llenos del Espíritu Santo para que descubramos nuestros dones y carismas. Y sirvamos mejor a las personas que se encuentran a nuestro alrededor, en comunidad o en los grupos de oración etc.
Pero en la mayoría de veces, no somos felices, porque nosotros le ponemos a la felicidad espiritual una infinidad de obstáculos: pereza, mentira, odio, rencor, envidia, resentimientos, divisiones, etc., y Cristo en su sabiduría nos pide que busquemos la sanación de nuestro espíritu antes de pedir curación de nuestro cuerpo.
Que increíble que la mayoría de las enfermedades y dolencias comienzan en la mente y en el espíritu. Jesús igualmente con alegría y autoridad de gran cirujano divino, cura a todo el que con fe acude a Él. “Pero la gente se dio cuenta y lo siguieron. Jesús los acogió y se puso a hablarles del Reino de Dios y les devolvió la salud a los que necesitaban sanación” (Lucas 9:11). Jesús nos dio el poder de la fe que mueve todo obstáculo o montaña sin importar lo alta o grande que sea. El ser carismático es agregarme al movimiento o ministerio con más fuerza en la Iglesia, compuesto de hombres, mujeres, jóvenes y ancianos que se distinguen por su alegría, su pasión al orar, su expresión de entusiasmo en las alabanzas es contagioso. La caridad es el reflejo del amor de Cristo por los más necesitados o los que se han quedado atrás en nuestra sociedad. Los carismáticos somos anunciadores de las medicinas más efectivas contra todo tipo de enfermedad. La fe es el ingrediente que dispone a una persona para la curación.
Cristo con paciencia y como gran maestro espera que quienes busquen su poder tenga ge. Él dijo: “¿Por qué dices: si puedes? Todo es posible para el que cree”. En Juan 15: 4-5 nos dice: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes… si alguien permanece en mí, y Yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada” si su poderosa vida está en nosotros ¿Por qué no puede El sanarnos? Recuerda hoy más que nunca estamos: “Bendecidos, Encendidos y en Victoria”.
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