Por José E
Hoyos
La Renovación Carismática dentro de su espiritualidad nos
presenta muchas maneras de cómo conseguir y buscar la santidad.
Nuestra espiritualidad Carismática es guiada por la fuerza y
el potencial del Espíritu Santo.
La perseverancia en la oración, la frecuencia en los
sacramentos, la práctica de las obras de Misericordia, el amor y devoción al
Santo rosario y a María Santísima como la participación en la formación doctrinal,
la práctica del Evangelio y la consagración de los fieles a la sangre y las
llagas de Cristo nos lleven a la Santidad.
La Santidad no es un programa de vida, ni la etiqueta de un
club privado, sino algo que se obtiene de Dios; incluso existen unos medios
infalibles para obtenerla. Todos tenemos la posibilidad de llegar a ser Santos,
simplemente porque Dios se deja vencer por la confianza que ponemos en El.
La santidad no consiste en la práctica de un determinado
modelo de perfección que sería idéntico para todos: es el brote de una realidad
absolutamente única, que solo Dios conoce y que El solo sabe cómo sucede. Para acceder
a la santidad, el hombre no puede limitarse a seguir unos principios generales
que valen para todas las personas.
“Siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, yo te
confiare lo mucho.” (Mateo 25, 23)
Cuando se aprovecha bien una inspiración que Cristo nos
entrega en un momento determinado, el mismo Dios entonces nos da las claves
para descubrir como santificarnos y ser mejores Carismáticos Católicos.
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