Por José
Eugenio Hoyos
Los Carismáticos debemos prepararnos y formarnos más en el
conocimiento de la doctrina de la Iglesia Católica, conocer más los documentos
y encíclicas, estar listos para defender nuestra fe, diariamente debemos leer
las Sagradas Escrituras, vivir con amor los sacramentos, prestar servicio en
nuestras Iglesias locales. Evangelizar puerta a puerta y en grupos invitando a
la gente a ser parte de nuestras asambleas y grupos de oración Carismáticos. Estar
siempre unidos y apoyándonos los unos con los otros. Ser prudentes y
perseverantes en la oración. Fomentar en nuestros grupos los dones y carismas
especialmente el don de lenguas.
La mejor manera de reaccionar positivamente frente a tantos
problemas de el mundo moderno alejado de Dios y de la Iglesia es ir más a la
fuente de la sabiduría, del poder, del amor: Dios.
Entonces Cristo nos llenara de su fuerza, nos capacitara como
discípulos, nuevos apóstoles para darnos el entendimiento y la astucia de
proclamar su palabra con poder y convencimiento.
La oración acompañada de las Sagradas Escrituras son la vía
por excelencia para poder enfocar la Nueva Evangelización con el ardor de Dios.
En el bautismo y luego en el Seminario de Vida en el Espíritu
empezó nuestra intimidad con Dios. Carismáticos: Fijémonos a menudo en los
grandes modelos de la Iglesia: Cristo, el íntimo del Padre, es el Evangelizador
por excelencia. María, la llena de gracia, la llena de Dios, la Madre de Cristo
y de todos los Cristianos. San Juan el Evangelista y los demás apóstoles se
destacan por su experiencia de Dios en Cristo.
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