Por José
Eugenio Hoyos
Millones de Carismáticos se llenan del Espíritu Santo y le están
dando fuerza a la Renovación Carismática y con alegría están proclamando que la
presencia de Cristo es viva y real.
Solo con el Espíritu Santo, que obra libremente a través de
cada uno de nosotros como seguidores de Jesucristo, podemos llevar a Cristo a
otros. El amor de Jesús no limita la libertad; por el contrario, nos da
verdadera libertad. Las personas no son “proyectos aislados” y no se les puede
manipular más de lo que se podría hacer con cada uno de nosotros.
Solo nuestra relación profunda con el Mesías puede
desencadenar un cambio en los demás.
La mejor y más efectiva forma de evangelizar consiste en
atraer gente a Dios que necesitan tan desesperadamente por la forma en que
vivimos. Al acercarnos cada vez más a Cristo, todos tendremos la oportunidad
para que todos los miembros de nuestras comunidades y grupos de oración vean
algo diferente en nuestra vida y nos pregunte: ¿Por qué viven así? ¿Qué es lo
que les impulsa? ¿Por qué están tan unidos y tan felices?
Llevar el Evangelio a otras personas es ofrecer la libertad y
la alegría de Cristo por medio de la Iglesia. Es cuando un corazón le habla a
otro con una invitación a la vida y a la alegría.
Cuando Evangelizamos, conocemos a personas en el punto de la
vida en que se encuentran, en medio de todas sus alegrías y tribulaciones y les
pedimos que lleven cada parte de su vida al señor. Son llamamientos del mismo
Dios infinito de amor y misericordia, que desea que todos tengamos plenitud de
la vida.
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