Por José
Eugenio Hoyos
En estas celebraciones de los 50 años de la Renovación Carismática
(RCC) hemos estado viendo con gran alegría un nuevo grupo de predicadores
laicos y de Sacerdotes Católicos predicando la Palabra de Dios con gran efusión
y mucho fuego el Evangelio en diferentes grupos de oración, en eventos y
congresos de Talla Internacional.
El escuchar y conocer nuevos predicadores Carismáticos es una
señal positiva de que el Espíritu santo continúa trabajando fuertemente y se están
dando nuevos frutos ricos en dones y carismas.
Nuestra Iglesia Católica necesita nuevos testigos del
Evangelio de Cristo anunciando un Jesús vivo y resucitado.
Dentro de la jerarquía de la Iglesia debemos apoyar más a los
Laicos, pues se necesita que les demos más formación e importancia si queremos
una mejor y nueva Evangelización.
La identificación más grande es llevar y anunciar con
responsabilidad el título de ser hijos de Dios, de no tener miedo ni temores de
ser Carismáticos comprometidos y sometidos a la obediencia de la Iglesia. El ser
parte de la espiritualidad Carismática nos garantiza bendición y protección,
nos abre caminos insondables y nos garantiza que Dios siempre camina al lado
nuestro.
En muchas Diócesis hay una gran necesidad de vocaciones
Sacerdotales y religiosas, los Laicos pueden ser parte de la solución y además como
proclamadores de la palabra y a través de una buena predicación traerán más
almas a los pies de Cristo.
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