Por José
Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica sigue caminando con mucha
fuerza gracias a la acción del Espíritu Santo esparciendo dones y carismas en un
mundo sediento y hambriento del amor de Dios. Cada Carismático fiel al
Evangelio se convierte en los pies y en el andar de Cristo cuando se invoca su
nombre.
Cada Sacerdote predicador Carismático se convierte en la voz,
las manos y los pies de un Cristo sufriente, rechazado y humillado en un mundo
aturdido por los placeres mundanos.
Los laicos predicadores Carismáticos son los nuevos “Juan
Bautistas” que con la predica del Evangelio sin miedo ni temores anuncian la
llegada y el cumplimiento de las promesas de un Nuevo Pentecostés y abren
nuevos caminos para que entre Jesús victorioso y glorioso a los corazones de
todos los hombres.
Cuando Cristo se anuncia y los grupos de oración se alegran y
muchos se convierten a los pies del maestro. Cuando los ministerios de alabanza
cantan los ángeles y el Espíritu Santo se mueven y anuncian que Cristo esta
sanando y liberando a los enfermos y oprimidos.
En esta celebración del Jubileo de Oro de la RCC el centro de
esta gran fiesta es Jesús resucitado invitando a cada creyente a ser parte de
la cultura de Pentecostés y de la Nueva Evangelización.
Jesús le dijo a sus Discípulos: “Id; yo os envió como
corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni alforja ni calzado; y a nadie saludéis
por el camino” (Lucas 10:3).
Ellos iban sin sandalias las instrucciones de Jesús era para
que caminaran en la fe. Para que nuestros pies puedan oler a avanzada,
necesitamos dejar de quejarnos orar más, alabar más, amarnos más y unirnos más.
Pues cada Carismático lleva los pies y las manos de Jesús.
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