Por José
Eugenio Hoyos
Un coordinador, un presidente o un líder de la Renovación Carismática
Católica en cualquier lugar del mundo además de desarrollar, vivir y sentir los
dones y carismas debe promoverlos, enseñarlos en los grupos de oración y en las
asambleas Carismáticas. Los dones y carismas enriquecen a la Iglesia entera. “Los
dones y la vocación de Dios son irrevocables” (Rom 11, 29).
Da tristeza ver que en nuestras comunidades hay muchos líderes
y coordinadores que desafortunadamente apagan el Fuego del Espíritu Santo, son
los primeros que desobedecen las reglas y estatutos de la RCC. Hay muchos “Líderes
Carismáticos” que no creen en los dones, por lo tanto, no se puede esperar que
el Espíritu Santo manifieste su presencia de esta manera.
Existe la posibilidad de que actúen con incredulidad respecto
a los dones y carismas del Espíritu Santo, incluso estando sanos en la fe y
entregados a los fieles, aunque esto es inconsistente con su actitud positiva
en el ministerio y cuidado de las ovejas.
A causa del temor no quieren los dones, no esperan su función
y tampoco creen que los puedan tener. Pero Dios no envía manifestaciones
espirituales a la fuerza o a pesar de la incredulidad.
Al enemigo no le gusta ver a los Carismáticos bien equipados
con poderosos dones y carismas, pues el demonio desea es debilitar el tema del
bautismo del Espíritu Santo. Así, el enemigo hace creer a los Cristianos que
los dones y carismas cesaron al morir los apóstoles.
Este es un engaño y la palabra enseña que incluso un buen teólogo
o un excelente Sacerdote Católico puede ser engañado (1Tm 4, 1).
Otra táctica es humanizar los dones, es decir, privarlos de
su naturaleza sobrenatural.
Estos carismas o dones no los han inventado los Carismáticos Católicos
se encuentran en 1 Corintios 12:4-12. Dios es un Dios de variedad.
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