Por José Eugenio Hoyos
Es una lastima que muchos cristianos se pierden la
posibilidad de experimentar la presencia de Cristo cada día.
Nos falta ser parte del equipo triunfador y mas exitoso de la
historia de la humanidad y es pertenecer a la gran familia de Jesús. Con El de
nuestro lado no sentiremos ninguna derrota después de cada batalla y partido
ganado sentiremos su fuerte magagigahiper abrazo, alentándonos y animándonos
por nuestros avances y logros.
Hace poco los Católicos celebramos a nivel mundial los 100
años de las apariciones de la Virgen de Fátima.
En la tercera aparición del Ángel a los pastorcitos les dio
la comunión. A Francisco y a Jacinta les dio de beber del cáliz la sangre que
había caído de la Hostia que diera a Lucia.
Poco después, Francisco pregunto a su prima: El ángel a ti te
dio la Sagrada Comunión. Pero a mí y a Jacinta ¿Qué fue lo que nos dio? Fue
también la Sagrada Comunión, respondió Jacinta con una gran felicidad. ¿No ves
que era la Sangre que caía de la Hostia? ¡Yo sentía que Dios estaba en mi: pero
no sabia como! Respondió francisco.
Saber como nos importa y nos interesa. Sentirlo resulta
gozoso y de alegría. Pero lo mas grande, es saber que ahí esta Dios cada vez
que recibo la Santa Comunión, Dios esta en mí, y tengo a Dios dentro. No hay un
abrazo mas fuerte y mas conmovedor e impresionante como el que nos damos con
Jesús al recibir la Eucaristía.
Nos perdemos el mas espectacular megagigahiper abrazo al
recibir su cuerpo y al sentir su sangre y llagas que nos sanan y liberan
nuestras heridas interiores. Ese Megaggigahiper abrazo tu y yo lo necesitamos
cada día.
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