Wednesday, November 2, 2016

Carismáticos Borrachos y Ebrios con el Sabor del Espíritu Santo


Por José Eugenio Hoyos


En la Renovación Carismática Católica desde el momento de Pentecostés se están testimoniando grandes prodigios y manifestaciones milagrosas nunca antes vistas en nuestras historias de la salvación.

En muchos rincones del mundo se siente el gozo, la alegría y el fuego del Espíritu Santo.

Las promesas de Jesús de enviar el paráclito, el abogado y el defensor se ha cumplido al pie de la letra. Estamos viviendo en los grupos de oración y dentro de la vida de los Carismáticos una nueva espiritualidad inspirada y movida por Jesús Nuestro Señor.

La espiritualidad filial no está reservada a alguien en especial, sino que es un don para toda la Iglesia.


San Pablo lo explico en la carta a los Romanos y se puede aplicar directamente a los Carismáticos: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios” (Romanos 8: 14-16).

Si reflexionamos sobre el relato de Pentecostés sobre la acusación de que los discípulos estaban “llenos de vino nuevo” (Hechos 2,13) es lo que muchos en la Iglesia no han podido entender el comportamiento y el gozo alegre del Carismático actual.

Están ebrios, pero no como ustedes piensan… Están ebrios con la sobria embriaguez, la que destruye el pecado y da vida al corazón, completamente distinta a la embriaguez del cuerpo. Pues esta provoca que olvidemos las cosas que sabemos, pero aquella otra otorga incluso el entendimiento de las cosas antes desconocidas.

Están ebrios en tanto que han bebido el vino de esa vid mística que dice: “Yo soy la vid: y ustedes los sarmientos” (Juan 15:5).

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