Por Kelvin Saravia
Quiero reflexionar
sobre una de las conferencias sobre la “Cultura de Pentecostés” dada por el Padre José Eugenio Hoyos asesor
de la RCC en Arlington Virginia y Predicador International sobre sanación, El
Padre Hoyos hablando sobre la Renovación Carismática decía: “No olvidemos al
celebrar los 50 años de nuestra amada Renovación Carismática que su origen se
dio el mismo día en que tuvo lugar el Pentecostés y que el Espíritu Santo
comienza a formar la corriente de gracia cuando desde el costado de Cristo brotan
grandes fuentes de sangre y agua que como rayos láser se esparcen por
generaciones para sanar y liberar a la humanidad.” Y esta es una gran verdad
pues la Renovación siempre ha existido y de igual forma el Espíritu Santo.
Pero comienza
a tomar más fuerza y ya se manifiesta como fuerza adulta en la Fe y tocada por
Dios en los Estados Unidos en el año 1967 donde un grupo de creyentes de la
Universidad Católica de Duquesne, en Pittsburg, experimento una profunda Renovación
Espiritual, por lo que se sintieron llamados a vivir un nuevo y más profundo seguimiento
de Cristo.
La RCC surgió
en la Iglesia Católica en un tiempo en que se comenzaba a buscar caminos para
poner en práctica la “Renovación de la Iglesia” promovida por el Concilio
Vaticano II, aunque ya el Papa León XIII había dedicado el siglo XX al Espíritu
Santo. El Concilio Vaticano II fue convocado por el Papa Juan XXIII el 25 de
Diciembre de 1961. Y clausurado por Paulo VI el día 8 de Diciembre de 1965. En estos
hechos la Renovación aparece como un acontecimiento postconciliar estrechamente
vinculado al concilio mismo, en una coyuntura histórica importante para nuestra
Iglesia Católica.
Los Católicos
cuando conocemos y vivimos la Renovación Carismática somos afortunados de vivir
cada día un Nuevo Pentecostés y de recibir dones y carismas pues estamos
Bendecidos, Encendidos, Sanados y en Victoria!!!
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