Wednesday, September 4, 2013

No se emborrachen, el vino lleva al libertinaje

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

 


A todo cristiano se le pide que viva en gozo y que sienta el poder del Espiritu Santo en sus vidas personales y en la de sus familias. El alcohol siempre ha sido un gran enemigo del Espiritu, y grandes consecuencias ha traído a las familias cristianas.
Pero hay una nueva forma de emborracharse, y es llenarse de gozo, bailar, saltar, gritar y emocionarse con una gran dosis que le da el Espiritu Santo. “No se emborrachen: el vino lleva al libertinaje; más bien llénense del Espiritu Santo, úntense para rezar salmos, himnos y canticos espirituales. Canten y celebren interiormente al Señor  dando gracias a Dios Padre, en nombre de Cristo Jesus, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas. Sométanse unos a otros por consideración a Cristo” (Efesios 5, 18-21).
Igualmente esto les sucedió a los apóstoles el día de Pentecostés, en el nacimiento de la Iglesia: “Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzo la voz y les hablo diciendo: varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Josel” (Hechos 2, 14-16).
Según el Salmo 100,  versículo 4,  cuando nosotros los carismáticos alabamos (aplaudimos, aclamamos, exaltamos, imploramos, danzamos, adoramos) podemos entrar con confianza ante la presencia de Dios. La música  y la danza estaban presentes en las celebraciones. Con todo este talento y los carismas que Dios ha puesto en nuestras vidas, unamos nuestras voces, contemos y celebremos el pertenecer a la familia Carismatica mundial y embriaguémonos en la alabanza y en la oración para aclamar a gritos que Cristo está vivo y el tiempo de sanaciones y liberaciones ha llegado con fuerza.

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