Por José
Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica como corriente de gracia
continua metiéndose por todos los lados con la fuerza que traen los torrentes,
arroyos y ríos espirituales en el mundo actual.
La RCC es fundamental y necesaria para calmar el hambre y la
sed espiritual que la historia del hombre exige y pide a gritos.
Es en esta nueva cultura de Pentecostés donde estamos viendo
cada día la multitud de conversiones la alegría y el gozo de una juventud talentosa
alabando y orando en nombre del Espíritu Santo.
Hay un nuevo renacer y un apoyo mas visible a los Carismáticos
desde que el Papa Francisco en reunión con los Sacerdotes en Roma pidió a los
Sacerdotes, Obispos y Párrocos de realizar los seminarios de Vida en el Espíritu
en las diferentes Diócesis y en las
Parroquias.
Es importante que los Sacerdote dediquemos un buen tiempo a
dar formación a los grupos de oración para que la Nueva Evangelización sea mas
efectiva. Hay que hablar en las comunidades Carismáticas o no sobre la
importancia del Espíritu Santo, los dones y carismas, el bautismo en el Espíritu,
la alabanza, la danza litúrgica etc.. etc..
La Renovación Carismática trae una fuerte brisa para que el Católico
actual cambie esa historia de frialdad y falta de compromiso eclesial. Jesús decía
que debemos amar al prójimo, eso implica reconocer aceptar nuevas
manifestaciones de fe, oración y alabanza, implica darse cuenta de quienes son,
que hacen allí, porque son importantes y porque vale la pena respetarlos y
tenerlos en cuenta.
También decía Jesús que cuando hacemos cosas por esas
personas excluidas o maltratadas en la misma Iglesia las hacemos por El.
Cada día tenemos la obligación de cambiar la historia de la
humanidad anunciando que tenemos un Cristo vivo y que el Espíritu Santo se
mueve y se siente entre nosotros. ¡¡Gloria a Dios!!
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