El Padre José Eugenio Hoyos en la Vigilia Carismatica celebrada
en la Parroquia de San José en Herndon, Virginia decía a los cientos de asistentes:
“Hoy los carismáticos y católicos comprometidos con la evangelización de
nuestra Iglesia Catolica, nos adelantamos en oración y en alabanza a celebrar
la Pascua de Cristo y a anunciar desde lo más profundo de nuestro corazón a un
Cristo Resucitado, pues toda la vida de Nuestro Señor Jesucristo es una Pascua
viva”.
Jesucristo se encarna en el mundo sin perder Su condición
Divina. El retorno a Su morada celestial, a través de la resurrección, constituye
un abandono de la existencia en la carne para entrar en una nueva existencia en
el Espiritu. Esto es, en conclusión, la liberación radical, que es Pascual. Por
consiguiente, la Pascua implica un proceso de transformación social y de cambio
personal. Es un proceso constante de toda opresión y de rechazo al pecado.
“La Pascua de Cristo es el paso de este mundo al Padre” (Juan
13, 1). La presencia del mal en el mundo es una realidad, así como la del bien,
pero Dios que ha hecho todo bueno, nos invita a este tiempo a que permanezcamos
en constante oración para permanecer como hijos de su luz divina. Dios te creo
un ser libre, y con tu uso correcto o desviado de tu libertad, y con tu práctica
de solidaridad o tu postura indiferente contribuyes al establecimiento del bien
o al engrandecimiento del mal. Los que pertenecen a la Renovacion Catolica
Carismatica tienen en este tiempo de conversión una gran responsabilidad de
orar para que se acerquen a Cristo muchos que andan en camino de tinieblas.
Pues llego el momento de orar y de alabar a Dios. La adoración al Santísimo
trae grandes sanaciones al cuerpo y al alma.
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