Wednesday, November 30, 2011

Cristo necesita las manos de todos para sanar y liberar

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


En cada evento espiritual, Misa de Sanación o en el lugar donde hay gente orando o invocando el poder del Espíritu Santo las manos de todos los que se han hecho presentes es importante utilizarlas, bendecirlas y ungirlas pues cuando ellas se juntan para alabar e interceder es cuando suceden grandes milagros y cambios maravillosos.
En cada Jornada de Sanación como en Chajarí, Argentina; Ginebra (V), Colombia, las manos de las personas han jugado un papel de suma importancia en el desarrollo de la sanación de cientos de personas que ahora son victoriosos sobre el cáncer, tiroides, Parkinson, infertilidad, ceguera, parálisis y otro tipo de enfermedades terminales.
Volvemos a comprobar una vez más lo que para el hombre es imposible para Dios es posible. La imposición de manos sobre la cabeza, o sobre la parte enferma del cuerpo, tienen una gran importancia en el ministerio de sanación, por algo Cristo Sanador el empleó con tanta frecuencia y la insinuó antes de su Ascensión. La sola imposición de manos con fe tienen un gran poder; con mayor fuerza cuando es acompañada de oración y el refuerzo de la alabanza. Este contacto mediante la imposición de las manos, hecho en profunda oración  y desarrollando el don de lenguas traen triple acción sanadora sobre los enfermos. Ayuda siempre a aumentar la fe en el enfermo: pues se da cuenta de que realmente nos interesamos por él y, no pocas veces, le permite confiar más en la cercanía de Jesús que quiere sanarlo.
Para algunas personas que impiden la acción de la oración a través de la imposición de manos, o que por motivos personales confunden este ministerio propio de los creyentes me gustaría aclararles que imponer manos y orar por los enfermos es un derecho de fe de todos los bautizados y nada tienen que ver con un rito sacramental.

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