Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Con cada sanación que Cristo realiza, cada segundo en la vida de cada persona que pida con fe en la oración y en la alabanza, miles de puertas y de ventanitas se abren para que entre el amor Sanador de Jesús.
Las sanaciones, las bendiciones y la unción que vienen de lo alto son regalos divinos para los creyentes que no se desesperan en la larga espera de la vida. “Pidan y se les dará; busquen y encontraran; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca encuentra; y al que llama se le abrirá” (Mateo 7, 7-8).
Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados, y yo les aliviare” (Mateo 11, 28). Dios se acerca a los discípulos de Emaús, que iban desencantados por la muerte de su líder Jesús (Lc 24, 13-35), porque Él te acompaña durante todo el camino de tu vida.
Por lo tanto, Dios siempre está contigo y vienen hacia ti, quien no siempre le busca y va hacia El eres tú, y perdido en tu negativa para buscar a Dios, expresas tu descontento echando la culpa a Dios cuando la misma esta en ti, siendo esta la forma típica de esconder tu verdad y de presentarte con mascara de víctima, evadiendo así tu responsabilidad. Ojala que no sea tarde cuando tu enfermedad, dolencia o problema haya afectado tu vida. Por eso es importante que examines bien tu punto débil, y fortalécete con la gracia de Cristo en esa área de tu vida donde más lo estés necesitando, experimentaras entonces, que donde abundo el pecado, sobreabundo la gracia. El ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34, 8). Porque estamos Bendecidos, Sanados y en Victoria.
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