En retiros, Misas de Sanación, eventos carismáticos, jornadas de alabanza y milagros y en cuento lugar he sido invitado a predicar encuentro cantidad de personas que siempre me cuestionan con la pregunta o preguntas: “¿Padre Hoyos, cual es el mejor método espiritual para recibir sanación? ¿Por qué cuando oran o imponen manos sobre mí, no me sano inmediatamente? Pues la respuesta es muy sencilla: “Hay que entregarse completamente a Cristo y decirle: ‘Si’”.
Igualmente la salud y curación completa que Dios quiere darnos es que seamos como su hijo amado, que formemos su cuerpo y que nos entreguemos completamente a Cristo. Para ser completamente sanos es necesario nuestro “Si” explícito a Dios y sin poner condiciones. Este “si” a Cristo es cuando me comprometo a sentir las llagas y heridas de Cristo en mi propio cuerpo y a fortalecer mi sangre con la Sangre de Jesús. El “si” que le damos al Señor debe ser sin condiciones “Si”, si Señor, tu puedes sanar y yo “si” puedo cambiar mi actitud de vida mundana. A veces ponemos obstáculos y trancones para responder a Jesús: “el odioso ‘pero’ al plan sanador de Dios: ‘Si Cristo pero antes tengo que pensarlo’; ‘Si pero no estoy seguro’; ‘si, pero debo divertirme primero’; ‘si pero estoy muy joven todavía” etc.
Ese “pero” es lo más perjudicial para que se desarrolle el poder sanador, para que Dios actuara con todo su poder y para que podamos desarrollar una vida nueva y sana con nuestro Salvador. El secreto de una sanación completa es decirle firmemente a Cristo: “Si quiero”, “Si puedo”, “Si te sigo”, “Si te amo”, “si confió en tu poder”, “Si sáname Señor”. No puede existir alguien completamente sano si su interior permanece enfermo y en su corazón existe la palabra: “NO” para la obra de Cristo, el medico divino. Señor Jesús, dame fuerza, firmeza y fortaleza para decirte “si” en todo momento y recibir la sanación que con amor y gratuitamente tú me ofreces.