Por José
Eugenio Hoyos
Hemos llegado al tiempo del verano y vemos un cambio de
actitud mucho mas positivo hay mas alegría, mas unidad familiar y al mismo
tiempo nos sentimos animados para planear las vacaciones de verano sean al
exterior, de visitar familiares o de ir a la playa con los amigos. Pero te
aconsejo que durante esa planeación seria maravilloso e importante planear también
como ir a la Iglesia y no dejar a un lado nuestras oraciones.
Si, si vas de vacaciones no olvides ir acompañado con Jesús y
María.
Nos dice 1 de Pedro 5, 8-9: “resistid firmes en la fe”. Nada
permanece estático, todo fluye y todo se mueve. Esta es la condición del
hombre, vivir sin esperanza, en que pueden pasar los años sin pero el amor a
Dios siempre permanece.
En este contexto hay que entender que nada de lo que queremos
se da por mover una barita mágica. Todo se da por la fuerza de la oración, todo
tiene que ser trabajado, luchado. Recibimos el don de la vida para entender que
en ella todo lo que conseguimos tiene que ser fruto del esfuerzo y de la
dedicación. Nada se obtiene sin insistir, sin arriesgarse invocando la
presencia de Jesús, ya que todo esta a nuestro favor y tenemos que ser capaces
de enfrentar las dificultades, las enfermedades y adversidades que la vida
traiga.
Dios nunca llega tarde para socorrer a sus hijos. Ni siquiera
en los casos que parezcan imposibles. Dios llega siempre, aunque sea de modo
misterioso y oculto, en el momento oportuno. La plena confianza en Jesús, con
los medios humanos que sea necesario poner, dan al Católico una singular
fortaleza y una especial serenidad ante los acontecimientos y circunstancia
difíciles.
“Si no le dejas, El no te dejara”. Y nosotros se lo decimos
en nuestra oración personal. No queremos dejarle. Junto a Jesús y María se
ganan todas las batallas. Aunque con mirada corta, parezcan que se pierden.
“Cuando pensamos que todo se hunde ante nuestros ojos, no se hunde nada, porque
tu eres Señor mi fortaleza (Salmo 42, 2) si Dios habita y vive dentro de
nuestro corazón, todo lo demás, por importante que parezca, es accidental, es
transitorio; en cambio nosotros en Dios somos lo permanente. Esta es la solución
medicinal para limpiar, de nuestras vidas, miedos, dudas, tensiones,
depresiones y ansiedades. San Pablo por eso nos dice: “Si Dios esta con
nosotros ¿Quién estará en contra? ¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿La
tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro,
la espada? Mas en todas estas cosas vencemos por aquel que nos amo. Porque
persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los
principados, ni la altura, ni la profundidad, ninguna otra criatura podrá
separarnos del amor de Dios” (Rom 3-31).
El Señor va a pelear y a defender a cada uno de nosotros sus
hijos. Esa es la esperanza con la que vivimos y por la cual no desfallecemos.
Estamos seguros de que Dios actuara en la historia a favor nuestro. Estamos
convencidos de su amor de su generosa compasión y de su misericordia, por eso,
abrimos espacios para que Jesús y María tomen control y sean dueños de nuestras
vidas.
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