Wednesday, August 27, 2014

La oración es la medicina que sana y libera

Por Padre José E. Hoyos

No ha habido un solo día, una sola hora, desde hace más de 2 mil años en que la Iglesia de Cristo deje que se apague el fuego de la oración. Cuando oramos llegamos a ser lo que realmente somos en lo más profundo de nosotros mismos, abriéndonos a Dios y dándonos a los demás.
 
Descubrimos maravillados que la oración habita en el corazón de Dios y que Dios quiere habitar en nuestro corazón. “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis, llamad y os abrirán; porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama le abren” (Mt 7, 7-8). Así, pues, todo el que quiera orar y luche para mantenerse en el intento, encuentra la llave en la gracia de la perseverancia, por donde la fe permite siempre avanzar.

 
La oración es uno de los más grandes regalos que Dios ha puesto en nuestros corazones y en nuestro diario vivir. El mismo Jesus nos invita a que oremos con gozo y alegría y permanezcamos en continua oración. La oración debe ser nuestro alimento y medicina que sana, convierte y libera. “Cualquier cosa que pidáis en vuestra oración creed que os la han concedido, y la obtendréis” (Mc 11, 24). Dios es un Dios de ternura, que no espera de nosotros más que ser mirado y aceptado como lo que es, un Padre, un esposo, un amigo. “
“No se preocupen por nada, más bien preséntenle todo a Dios en oración, pídanle y también denle gracias” (Fil 4, 6).

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