Zita Fletcher | Catholic Herald Periodista Multimedia
Además del idioma, el entendimiento cultural es también un elemento esencial del ministerio sacerdotal.“Es muy importante aprender el entorno cultural,” dice el Padre Michael Isenberg, Director Diocesano de Vocaciones. “Es más que simplemente el idioma: se trata de entender a la gente, sus orígenes, sus costumbres”.
Según dice el Padre Hoyos, la mayoría de las comunidades hispanas de la diócesis, conservan su idioma, su cultura, y sus tradiciones religiosas, a pesar de su asimilación en la sociedad americana.
“Necesitan sacerdotes que conozcan su religiosidad hispana, sus devociones populares y los aspectos culturales que son parte de sus vidas”, dice el Padre Hoyos, quien sugiere que la capacidad de entender las culturas hispanas debería ser parte de la formación sacerdotal.
Las vocaciones sacerdotales hispanas podrían ser una solución para enfrentar estos retos. Sin embargo, esto no ha ocurrido en gran escala hasta ahora.
Dice el Padre Isenberg que el principal problema es que “no hay muchas vocaciones hispanas provenientes de las propias comunidades”.
La Oficina de Vocaciones, dice el Padre Isenberg, ha venido trabajando para promover vocaciones con la ayuda de los sacerdotes hispanos locales. Por ejemplo, el Padre Mauricio Pineda, vicario parroquial de la Iglesia All Saints en Manassas, comenzó un campamento de verano de una semana el año pasado para promover vocaciones entre los jóvenes hispanos y espera ampliar el programa este año.
Actualmente sólo hay 16 sacerdotes hispanos sirviendo en la diócesis, dos de los cuales ya están retirados, pero continúan ayudando en vista de la gran demanda de su ministerio.
Dice el Padre Hoyos que todos están muy activos en sus parroquias. “Hacen un trabajo fenomenal porque en la diócesis tenemos multiculturalismo dentro de la propia comunidad hispana”.
Explicó que los sacerdotes hispanos hacen un trabajo impecable a pesar de las diferencias culturales y geográficas dentro de la población de habla hispana de la diócesis. “Eso no es un impedimento para ellos”, dice el Padre. “Por ejemplo, un sacerdote salvadoreño puede celebrar la popular fiesta mexicana de Nuestra Señora de Guadalupe, o un sacerdote colombiano puede celebrar la Fiesta del Salvador del Mundo, que tiene un especial significado para los salvadoreños”.
Al fin y al cabo, todos tenemos algo en común, dice el Padre Hoyos: “Todos hablamos español”.